Un Dia encontre un gran libro enterrado en la tierra, y al abrirlo
todas las páginas estaban en blanco y para mi sorpresa comenzo a escribirse el mismo, un dia encontre un gran libro enterrado . . .

domingo, 15 de julio de 2012

Oração - A banda mais bonita da cidade.-



Mi amor esta es la última oración
Para salvar tu corazón
Corazón no es tan simple como se piensa
En él cabe lo que no cabe en la despensa


Cabe mi amor!
Caben tres vidas enteras
Cabe un tocador
Cabe nosotros dos


Cabe hasta mi amor, esta es la última oración
Para salvar tu corazón
Corazón no es tan simple como se piensa
En él cabe lo que no cabe en la despensa


Cabe mi amor!
Caben tres vidas enteras
Cabe un tocador
Cabe nosotros dos


Cabe hasta mi amor, esta es la última oración
Para salvar tu corazón
Corazón no es tan simple como se piensa
En él cabe lo que no cabe en la despensa


Cabe mi amor!
Caben tres vidas enteras
Cabe un tocador
Cabe esta oración


http://www.youtube.com/watch?v=QW0i1U4u0KE

sábado, 23 de junio de 2012

El otro día por cosas del aburrimiento y del zapping terminé viendo "Valkiria" y se me vinieron mucho muchos recuerdos a la cabeza, todavía me acuerdo de ese 26 de febrero en que después de verla me pediste pololeo y después llegamos a mi casa a contarle a mi mamá muy felices la noticia, después anduve en el metro los héroes, pasé por un rinconcito y me fue inevitable recordar una triste tarde de agosto en la que el día anterior me habías pedido un tiempo, esa tarde nos encontrábamos para comprar mis anticonceptivos y terminaste llorando como un niño diciéndome que te imaginabas sin mi y te daba mucha pena, que me amabas, pero que esta situación te estaba matando.
Hace mucho tiempo no te recordaba, creo que porque ya no te amo ni nada de esas cosas, pero  fue muy triste recordar, creo que eres de las cosas que prefiero no recordar, pero de alguna u otra forma siento la necesidad de verte, no hablarte, pero si verte aunque sea de lejos, el problema es que no tengo como hacerlo, no sé nada de ti, pero necesito verte y es estúpido que escriba esto dirigido a ti como si supiera que lo leeras, pero sé que no te acuerdas ni de mi nombre.



Ya estoy curado, anestesiado
ya me he olvidado de ti
Hoy me despido
de tú ausencia
ya estoy en paz...

Ya no te espero
ya no te llamo
ya no me engano
Hoy te he borrado
de mi paciencia
Hoy fui capaz...

Desde aquel día
en que te fuiste
yo no sabía
que hacer de ti
Ya están domados
mis sentimientos
mejor así...

Hoy me he burlado
de la tristeza
Hoy me he librado
de tu recuerdo
Ya no te extrano
ya me he arrancado
ya estoy en paz...
Ya estoy curado, anestesiado
ya me he olvidado









domingo, 17 de junio de 2012

Instrucciones para amar








Pósese justo frente a la persona que se quiere amar.
Mírela a los ojos, sonría delicadamente, no exagere.
Haga lento el abrir y cerrar de ojos: baje lentamente los párpados, súbalos de igual forma.
Así durante todo el procedimiento.
Tome lentamente su cara y acérquela a la propia; inmediatamente verá la fusión de labios.
Con suavidad, abra la boca y mezcle las lenguas, manteniendo las manos sobre la cara.
Luego de algunos segundos sentirá una reacción química que liberará energía calórica, pero no se precipite, prosiga con las instrucciones.
Tranquilamente aparte las manos de la cara del ser amado, deslizándolas suavemente por los hombros hacia abajo, hasta llegar a la espalda….Abrazar fuerte.
Continúe con los procedimientos anteriores, verá que no experimentará ninguna dificultad para realizar estos pasos al mismo tiempo.
Relaje las piernas y los brazos, sosténgase de pie sobre la persona que se quiere amar, verá que es el mejor soporte posible.
Apague o disminuya la luz, el ambiente será más tranquilo.
Aproxímese a una cama, preferentemente hecha sólo de sábanas.
No se preocupe por las almohadas, sus propios torsos cumplirán esa función perfectamente.
No se apresure, póngase, despacio, en posición horizontal, guíe al amado a ponerse en la misma posición, de manera que los dos queden acostados y de costado, mirándose una vez más.
No deje nunca de abrazar.
En silencio, recuéstese sobre el torso ajeno y déjese reposar un buen rato.
La oscuridad le dará una sensación muy pacífica de la realidad y limitando la visión y el oído, podrá disfrutar de los sentidos que suelen dejarse relegados: el tacto, el olor, el gusto.
Mantenga el abrazo, pero no se quede dormido, el sueño bien podrá experimentarse despierto.
Admirar todo lo que guste, deleitarse con las más inocentes excusas, detener el tiempo mientras se ve a la persona amada hacer algo tan simple como hablar, fruncir el ceño o jugar infantil y tiernamente con un peluche.
Agregue dulzura a gusto. Añada sonrisas, payasadas y bromas (las lágrimas no hacen mal si están medidas en proporción y están bien batidas con amor), regalos insignificantes como un beso en un momento inesperado o un papel escrito a las apuradas. Pueden ser valorados más que una joya.
Consejo: las caricias y besos extras a lo largo de todo el procedimiento producirá un mejor efecto y mejor resultado. No olvide las miradas.
Secreto: Esta receta es espdibleecial para noches de lluvia; el sonido de las gotas rompiendo el silencio conforma una atmósfera imperdible

Espero - MB .-

Te espero cuando la noche se haga día, 
suspiros de esperanzas ya perdidas. 
No creo que vengas, lo sé, 
sé que no vendrás. 
Sé que la distancia te hiere, 
sé que las noches son más frías, 
Sé que ya no estás. 
Creo saber todo de ti. 
Sé que el día de pronto se te hace noche: 
sé que sueñas con mi amor, pero no lo dices, 
sé que soy un idiota al esperarte, 
Pues sé que no vendrás. 
Te espero cuando miremos al cielo de noche: 
tu allá, yo aquí, añorando aquellos días 
en los que un beso marcó la despedida, 
Quizás por el resto de nuestras vidas. 
Es triste hablar así. 
Cuando el día se me hace de noche, 
Y la Luna oculta ese sol tan radiante. 
Me siento sólo, lo sé, 
nunca supe de nada tanto en mi vida, 
solo sé que me encuentro muy sólo, 
y que no estoy allí. 
Mis disculpas por sentir así, 
nunca mi intención ha sido ofenderte. 
Nunca soñé con quererte, 
ni con sentirme así. 
Mi aire se acaba como agua en el desierto. 
Mi vida se acorta pues no te llevo dentro. 
Mi esperanza de vivir eres tu, 
y no estoy allí. 
¿Por qué no estoy allí?, te preguntarás, 
¿Por qué no he tomado ese bus que me llevaría a ti? 
Porque el mundo que llevo aquí no me permite estar allí. 
Porque todas las noches me torturo pensando en ti. 
¿Por qué no solo me olvido de ti? 
¿Por qué no vivo solo así? 
¿Por qué no solo...

Tu más profunda piel - JC .-


 No me mires desde la ausencia con esa gravedad un poco infantil que hacia de tu rostro una máscara de joven faraón nubio. Creo que siempre estuvo entendido que sólo nos daríamos el placer y las fiestas livianas del alcohol y las calles vacías de la medianoche. De ti tengo más que eso, pero en el recuerdo me vuelves desnuda y volcada, nuestro planeta más preciso fue esa cama donde lentas, imperiosas geografías iban naciendo de nuestros viajes, de tanto desembarco amable o resistido de embajadas con cestos de frutas o agazapados flecheros, y cada pozo, cada río, cada colina y cada llano los hallamos en noches extenuantes, entre oscuros parlamentos de aliados o enemigos. ¡Oh viajera de ti misma, máquina de olvido! Y entonces me paso la mano por la cara con un gesto distraído y el perfume del tabaco en mis dedos te trae otra vez para arrancarme a este presente acostumbrado, te proyecta antílope en la pantalla de ese lecho donde vivimos las interminables rutas de un efímero encuentro.

   
Yo aprendía contigo lenguajes paralelos: el de esa geometría de tu cuerpo que me llenaba la boca y las manos de teoremas temblorosos, el de tu hablar diferente, tu lengua insular que tantas veces me confundía. Con el perfume del tabaco vuelve ahora un recuerdo preciso que lo abarca todo en un instante que es como un vórtice, sé que dijiste " Me da pena, y yo no comprendí porque nada creía que pudiera apenarte en esa maraña de caricias que nos volvía ovillo blanco y negro, lenta danza en que el uno pesaba sobre el otro para luego dejarse invadir por la presión liviana de unos muslos, de unos brazos, rotando blandamente y desligándose hasta otra vez ovillarse y repetir las caída desde lo alto o lo hondo, jinete o potro arquero o gacela, hipogrifos afrontados, delfines en mitad del salto. Entonces aprendí que la pena en tu boca era otro nombre del pudor y la vergüenza, y que no te decidías a mi nueva sed que ya tanto habías saciado, que me rechazabas suplicando con esa manera de esconder los ojos, de apoyar el mentón en la garganta para no dejarme en la boca más que el negro nido de tu pelo.

    Dijiste "Me da pena, sabes", y volcada de espaldas me miraste con ojos y senos, con labios que trazaban una flor de lentos pétalos. Tuve que doblarte los brazos, murmurar un último deseo con el correr de las manos por las más dulces colinas, sintiendo como poco a poco cedías y te echabas de lado hasta rendir el sedoso muro de tu espalda donde un menudo omóplato tenía algo de ala de ángel mancillado. Te daba pena, y de esa pena iba a nacer el perfume que ahora me devuelve a tu vergüenza antes de que otro acorde, el último, nos alzara en una misma estremecida réplica. Sé que cerré los ojos, que lamí la sal de tu piel, que descendí volcándote hasta sentir tus riñones como el estrechamiento de la jarra donde se apoyan las manos con el ritmo de la ofrenda; en algún momento llegué a perderme en el pasaje hurtado y prieto que se llegaba al goce de mis labios mientras desde tan allá, desde tu país de arriba y lejos, murmuraba tu pena una última defensa abandonada.

    Con el perfume del tabaco rubio en los dedos asciende otra vez el balbuceo, el temblor de ese oscuro encuentro, sé que una boca buscó la oculta boca estremecida, el labio único ciñéndose a su miedo, el ardiente contorno rosa y bronce que te libraba a mi más extremo viaje. Y como ocurre siempre, no sentí en ese delirio lo que ahora me trae el recuerdo desde un vago aroma de tabaco, pero esa musgosa fragancia, esa canela de sombra hizo su camino secreto a partir del olvido necesario e instantáneo, indecible juego de la carne oculta a la conciencia lo que mueve las más densas, implacables máquinas del fuego. No eras sabor ni olor, tu más escondido país se daba como imagen y contacto, y sólo hoy unos dedos casualmente manchados de tabaco me devuelven el instante en que me enderecé sobre ti para lentamente reclamar las llaves de pasaje, forzar el dulce trecho donde tu pena tejía las últimas defensas ahora que con la boca hundida en la almohada sollozabas una súplica de oscura aquiescencia, de derramado pelo. Más tarde comprendiste y no hubo pena, me cediste la ciudad de tu más profunda piel desde tanto horizonte diferente, después de fabulosas máquinas de sitio y parlamentos y batallas. En esta vaga vainilla de tabaco que hoy me mancha los dedos se despierta la noche en que tuviste tu primera, tu última pena. Cierro los ojos y aspiro en el pasado ese perfume de tu carne más secreta, quisiera no abrirlos a este ahora donde leo y fumo y todavía creo estar viviendo.